miércoles, 13 de agosto de 2025

La chica de Kyushu. Seisho Matsumoto

 

     "Kiriko Yanagida salió de su ryokan en Kanda a las diez de la mañana. 
     Habría salido antes, pero había oído decir que los abogados de renombre nunca llegaban a sus bufetes a primera hora. Por eso había decidido esperar hasta las diez. 
     El abogado al que Kiriko había ido a ver expresamente desde Kyushu se llamaba Kinzo Otsuka. Kiriko, una mecanógrafa de veinte años, no tenía por qué saber que Otsuka era el mejor abogado en derecho penal. De hecho, no lo sabía hasta que ocurrieron los hechos que le cambiaron la vida para siempre".

     El verano es buen momento para rescatar libros de la pila de pendientes. Con las novedades en paro no hay tentaciones y uno puede dedicarse a aligerar a viejos conocidos que han estado meses mirándonos desde los estantes. Hoy traigo a mi estantería virtual, La chica de Kyushu.

     Esta vez el argumento es sencillo: Conocemos a Kiriko, una chica humilde que viaja desde Kyushu a Tokio para encontrarse con un abogado famoso. En resumen, este es el título de la obra.
Bien, sigo, la chica viaja porque su hermano ha sido acusado de asesinato y ella está convencida de su inocencia. El abogado le dice que no va a representarlo porque bueno, él es caro, y la recomienda que se quede con el abogado típico de oficio. Total, que sin la defensa de un buen abogado, el hermano de Kiriko acaba en la cárcel, donde muere. Kiriko ha seguido con su vida y ahora vive en Tokio, lo que le da la fácil oportunidad de contar al abogado lo que ha sucedido y eso hace que el abogado tenga remordimientos de conciencia.

      Es fácil pensar que estamos ante una novela negra, pero en realidad la identidad del asesino no va a ser lo que mueva toda la historia. Lo que hay aquí es, sobre todo, denuncia social. La falta de oportunidades ligada a la falta de recursos y sus consecuencias, una de las cuales es la indiferencia ante lo que te suceda si eres alguien olvidable. Eso ya se percibe en las primeras páginas del libro. También hay, por supuesto, una parte de ambientación y costumbres, y lo que para mi ha sido una gran sorpresa. Estamos acostumbrados a la fortaleza femenina en las protagonistas y la novela asiática, suele hacer gala de dicha fortaleza en diferentes formas de manifestación, pero es que aquí, además, juega con que la trama se desarrolla hace más de medio siglo, y consigue que no se sienta como algo que fue moderno y ahora queda trasnochado. 
     Esto en cuanto a lo que es la novela de manera formal. A la lectura, ya que aquí no ha sido todo positivo, tengo que reconocer que le encontré distintos problemas. En primer lugar el autor se repite mucho: pareciera que cada vez que aparece alguien hubiera que ponerle al día no sea se haya perdido de qué va la historia. Y, la verdad, al final me lo aprendí y se convirtió un poco en soniquete. Por otro lado, y para la escasa división capitular que presenta la novela, parece que se va desdibujando a medida que avanza y, aunque el último capítulo se encarga de colocar la historia, los que lo preceden de forma inmediata se han encargado de estropearla un poco. La trama se resuelve, sí, e incluso hay un pequeño giro, pero como decía al principio, aquí la identidad del asesino no es lo verdaderamente importante, la historia de Kiriko, sí. Desde el periodista que muestra la historia hasta el abogado que tenía que ir a jugar al golf y no le hizo caso, todo se mueve para demostrar que vales aquello que puedes pagar.

     A La chica de Kyushu le he visto sus virtudes, pero también sus defectos.

    Y vosotros, ¿tenéis una gran pila de pendientes?

     Gracias.
      

lunes, 11 de agosto de 2025

Suave es la furia. Sash Bischoff

 


     "Cuando todo ha pasado, continúa allí de pie, atrapada tras un muro de cristal, sacudida por un horror mudo, sísmico. 
      Fuera, el amanecer apenas ribetea el horizonte de dorado; el cielo sobre el Hudson es un morado incipiente, la epidermis de pizarra se vuelve plata líquida mientras la niebla retrae los dedos. El mundo permanece en una calma lechosa, ajeno aún a la carnicería del interior. Sin embargo, ella lo sabe: nada volverá a ser igual. 
      Aturdida, recorre con la mirada su vestido, moteado de rojo oscuro. Las manos inocentes, no sabe cómo, pegajosas por la sangre. Hay tanta por todas partes, es tan vívida…"

     Cuando uno pasa días sin moverse, lo que hace es leer. Por eso me he puesto al día de novedades que iréis viendo. Hoy traigo a mi estantería virtual, Suave es la furia.

     Conocemos a Lila, actriz famosa y prometida a un cineasta que ahora va a rodar una adaptación de Suave es la noche. Para prepararse para el papel comienza a acudir a un terapeuta que desenterrará su pasado.

     Me gusta Fitzgerald y me gustan sus excesos, por eso esta novela atrajo mi atención. La adaptación de corte feminista de una de sus obras bajo el prisma de la sociedad actual me pareció interesante. En este caso más allá de la adaptación en la que va a trabajar la protagonista, Bischoff deja perlas para ser recogidas por los lectores de F, en su mayor parte fáciles de identificar, así que en ese sentido tengo que reconocer que la novela superó lo que esperaba. 
     En cuanto a la trama formal estamos ante una novela de misterio marcada por la narración de Lila, la protagonista que se irá moviendo en un hilo pasado en el que descubriremos su llegada al mundo del cine, y el presente, y la narrativa de su terapeuta Jonah. Lila es presentada como una actriz ambiciosa, de esas que llaman de método, que ahora está convencida de que está ante la oportunidad de su vida de consolidarse como actriz y también como pareja de éxito dentro del mundo del cine. Sin embargo, dentro de cada oropel, hay un rastro podrido que se intenta ocultar con el brillo, y la autora no tarda en mostrarlo. La novela se adentra en el glamour del celuloide de ese modo ambiguo que hace sospechar que todo puede estar podrido y, poco a poco, va tejiendo una historia retorcida marcada por la venganza. Es además importante, o al menos a mi me lo parece, señalar la estupenda forma que tiene de enfocar el hilo del terapeuta, marcado por las sesiones y anotaciones de la propia protagonista, logrando que la fiabilidad del narrador se ponga en duda para ambas partes ya que, más que enrevesar las propias palabras, lo que hace es aprovecharse de la experiencia lectora que proporcionan muchos de los títulos que han ido apareciendo en el mercado literario en los últimos años.
     
     Suave es la furia es una novela muy entretenida que se ayuda de giros y momentos inesperados para el lector que, de este modo, ve como las páginas vuelan. Y hoy es bastante complicado encontrar una novela que logre eso. En definitiva, una buena lectura para llevar este verano encima a la piscina.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 30 de julio de 2025

La tienda de hechizos . Sarah Beth Durst


     "Si eso llegara a ocurrir, yo me encargaría de leer en voz alta para ti. Jamás perderás los libros".

     Tengo que reconocer que me compré el libro por su cubierta y es que sí, a veces somos un poco superficiales. Hoy traigo a mi estantería virtual, La tienda de hechizos.

     Viajamos a Alyssium,. Allí vive Kiela donde es bibliotecaria cuando se produce una revolución que incluye destrucción de libros y decide salvar todos los que puede e ir a su lugar de origen, Caltrey, que parece diseñado basándose en las fantasías más dulces de cualquier lector. Kiela huye con Caz, que estoy segura imaginaréis en una versión un poco diferente de la mía, pero que os encantará, y los libros que se llevaron son de hechizos. Pronto ven que en su nuevo hogar no es todo perfección y maravillas, porque a ver, no hay mermelada. Así que deciden usar uno de los libros...y aparecen en el jardín un montón de plantas cuyo fruto es perfecto. La historia es que, como he dicho, ni Kiela ni Caz son hechiceras y eso supone que su magia puede parecer ilegal. Así que abren una tienda de mermeladas y comienzan a probar con los hechizos con la mejor intención de ir ayudando.

     En un momento en el que los libros de romantasy están de moda y en el que los lectores preguntan por el picante, La tienda de hechizos es una fantasía romántica en el más amplio sentido de la palabra. Esto significa que incluso nos sobra el romance que hay, porque la historia no lo necesitaba. En las primeras páginas queda claro lo que hay: una trama de baja intensidad con un alto contenido cozy en el que todo va a terminar bien y que se usa como excusa para enseñar al lector un mundo absolutamente maravilloso. La autora incluso se permite incluir escenas cómicas en su afán de lograr un ambiente confortable que ponga de buen humor al lector. Tengo que reconocer que la protagonista a veces me ponía nerviosa y que el vecino.. bueno, yo lo hubiera echado lejos, pero eso no significa que no me haya quedado con la magia que destila la historia. La autora no invierte mucho tiempo en la creación del mundo y es más la interacción con los personajes y la atmósfera lo que van tirando de esta lectura amable.

     Como decía, llega en un momento de modas, en el que gente de todas las edades quiere unirse a ellas y en el que uno no siempre sabe cuánto sexo tiene una novela. Y a veces hay que regalar. Y por eso, más allá de por el rato de magia blanca que regala, es interesante La tienda de los hechizos, porque es perfecta para cualquier edad. Un libro que sirve para leer o regalar sin tener miedo a que cruce líneas que no debe. Uno de esos que uno puede situar cerca de, por ejemplo, Caraval. Pero en su versión más cozy.

     Y vosotros, ¿os influyen las modas?

     Gracias.

     

lunes, 28 de julio de 2025

Estás en mis ojos. Angélica Morales

 


     "París, 27 de enero de 1985 
     En los labios de Hélène Roger-Viollet bailaba una sonrisa. 
     Estaba un poco ebria porque se había pasado la mañana mezclando los ansiolíticos con la ginebra y moviéndose al compás de las canciones de Édith Piaf. El vaso medio vacío sobre la mesa; en el aire, el olor del sudor y ese aroma rancio de las casas mal ventiladas, que se mezclaba con las voces de Los tres mosqueteros que surgían de la televisión. Hélène había puesto un vídeo de una de sus películas favoritas; la versión clásica, naturalmente, ya que le horrorizaba la crudeza del color. Desde niña había navegado en la melancolía del blanco y negro y nadie podía sacarla de allí. Por eso todas las fotografías de la agencia Roger-Viollet eran eso, luces y sombras que se habían multiplicado en el tiempo hasta convertirse en ese patrimonio ingente que amenazaba con devorarlos".

     Suelo acercarme a los libros que novelan biografías que me parecen interesantes, de personas desconocidas que, tal vez, hicieron algo sorprendente. Hoy traigo a mi estantería virtual, Estás en mis ojos.

     Conocemos a Hélène Roger. O, para ser exactos, se encuentra su cuerpo. Hélène es una fotógrafa muy conocida con una brillante trayectoria y fundadora de una prestigiosa agencia de noticias. Casada en un matrimonio un poco peculiar, la investigación sobre su muerte recae sobre Isabel, que se ve fascinada por la figura de la difunta. Y, ahora sí, conocemos a Hélène, ya que serán sus memorias las que recorran las páginas de la novela más allá de la investigación del asesinato.

     Siempre resulta interesante descubrir cómo figuras internacionales llegaron a serlo. En mi caso reconozco que no conocía a la protagonista de la novela, pero aún así me ha gustado transitar por su pasión, el momento en que decide abrir un estudio fotográfico y la transición del estudio a agencia. Hélène acompañada de su amor, que como suele pasar no es tan idílico como dejan ver a un mero observador, lucha contra las adversidades casi de forma literal. Y la primera de ellas es, por supuesto, ser mujer. La novela torna casi en novela de aventuras por distintos escenarios y con secundarios que llegan a brillar más que los protagonistas, que la autora va desnudando poco a poco en una tormentosa intimidad. Y, sin embargo, lo que más me ha gustado es ver el tránsito a una concepción moderna de la fotografía, un mundo que cambió y que sigue cambiando ahora con los programas de edición. Ahí crece Hélène casi como una última romántica, lo que provoca reacciones encontradas y muestra una cara quizás no tan benévola pero en  la que la credibilidad aumenta, porque somos personas y nos reconocemos entre nosotros.
     La novela es amena, hay que tener claro que no se trata de una investigación trepidante para coger al asesino con la lengua fuera tras una carrera y dos luchas, aquí se trata de descubrir la figura protagonista de una forma más pausada y dominada por la narración. Si el lector llega esperando la trama policial, algo que puede pasar tras la escenificación del hallazgo del cuerpo, posiblemente se lleve una decepción, así que mejor ir sabiendo que se trata de un viaje muy diferente para rescatar un nombre del olvido que, si uno lo pone en Google, seguramente le de un par de pequeñas sorpresas.

     Estás en mis ojos es una novela entretenida que deja ese regusto a haber descubierto algo. Seguiré leyendo a Angélica Morales.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 16 de julio de 2025

La flor de sal. Tabea Bach

 


      "Julia probó la salsa, cerró los ojos y, por un momento, la reluciente cocina de acero cromado y su equipo pasaron a un segundo plano. En la lengua de Julia estalló un verdadero ramillete de sabores: pimienta, frutas y un sutil toque amargo que solo percibían los que sabían distinguirlo. Luego, una pizca de canela, cilantro y (ahí estaba el secreto) vainilla. La pulpa de medio tomate ananás aportaba el mismo grado de acidez que de dulzura. Tenía que saber así, justo así. La cantidad de sal, de la mejor variedad procedente del Himalaya, por supuesto, también era de lo más adecuada. El término salsa, al fin y al cabo, provenía del latín salsus y significaba «salado». Aunque las que preparaba Julia eran mucho más que simplemente saladas, puesto que daban a sus platos un matiz inconfundible".

     Por una vez me apetecía llegar la primera, no como con otras trilogías de esta línea que acabo cansada de ver reseñas y se me acumulan a la espera de verlas por todas partes. Además, que estuviera ambientada en Canarias, me llamaba la atención. Hoy traigo a mi estantería virtual, La flor de sal.

     Conocemos a Julia, chef de un restaurante con estrella Michelin que, si bien ha alcanzado la fama por los platos que ella crea, no es suyo. Esto supone un ambiente con rencillas, celos y todo lo que uno pueda imaginar. Julia está a punto de romperse, no tiene vida. Y entonces recibe una llamada de auxilio de su sobrino, que está muy a disgusto en el internado en el que su padre le ha metido para así poder empezar una nueva vida junto a su nueva pareja. Esto hace que Julia decida irse unos días para llevar a su sobrino a La Palma, donde reside el padre, e intentar limar asperezas entre ellos. Lo que Julia no sabe es que su sobrino la necesita tanto, que su hermano se ha vuelto una persona hostil y que La Palma será el oxígeno que necesita. Allí el azar la lleva hasta un restaurante abandonado maravilloso que está a la venta por un precio razonable y también a conocer a un hombre que llama su atención. Él único problema es que algo parece escapar de las manos de Julia porque, cuando cree que ha encontrado su sitio, todo se vuelve hostil. 

     Esta novela es un paseo por La Palma dejando de lado los lugares turísticos. Es conocer la tradición de los jardines de sal, esos lugares en los que la sal queda sobre tocas planas y forma cristales únicos, las flores, cuando el agua se evapora. Entra en una tradición totalmente desconocida que recuerda a Un paseo por las nubes, con anocheceres llenos de un romanticismo que viene de antaño que se mezcla con un trabajo tan duro como frágil que nos es desconocido. También presenta los lugares que siguen a parte de los complejos turísticos, esos pueblos que siguen a la sombra de tradiciones; unas hermosas y otras duras de sobrellevar, que hablan en lenguas propias, resuenan en cuevas naturales y ven como el turismo amenaza con arrasarlos igual que hizo con tantas zonas costeras.
     Frente a ello está la parte desconocida del trabajo de un chef. No todos tienen su propio restaurante, el estrés, la autoexigencia que choca con la que pide el propietario y el miedo a no estar a la altura ante la mesa equivocada se mezcla con la rivalidad entre el personal de un equipo que sabe hacia donde se dirige pero, muchas veces, también se agrieta debido a las ambiciones personales de cada uno de sus integrantes.
     Y luego está la novela de Julia, la de una mujer que ha alcanzado el éxito con el que todos sueñan para darse cuenta de que no es feliz. Si el dinero no da la felicidad, el éxito puede transformarse en soledad. Es la historia de una mujer que busca su sitio y necesita del calor humano más que de los aplausos y de cómo descubre lo que necesita mientras se descubre a sí misma.

     La flor de sal es una novela para viajar sin moverse del sillón y también para descubrir una isla, La Palma, totalmente desconocida para la mayor parte de nosotros.

    Y vosotros, ¿también dejáis enfriar las novedades que se ven por todas partes?

     Gracias.

lunes, 14 de julio de 2025

Las abandonadas. J. D. Barker

 


     "El frío de la noche se le clavaba en la piel ante el aullido del viento que pasaba en un quejido entre las ramas desnudas justo al otro lado de la ventana. Rachael tiró de las sábanas, se las ciñó alrededor del cuello y se deslizó hacia el lado de su marido en la cama en busca de su calor. No estaba allí, sin embargo. Descubrió que estaba sola. 
     —¿Thad? — dijo en un suspiro. 
     "La habitación le respondió con otro susurro cargado con toda la furia de la tormenta en aquella noche, un susurro duro y amargo teñido del tono hueco de un lugar que carece de vida, desprovisto de la seguridad que proporciona el hecho de saber que tienes cerca a un ser querido".

     Aunque la mayor parte de nosotros llegamos a este autor por El cuarto mono, lo cierto es que hubo vida antes de esa novela. Hoy traigo a mi estantería virtual su primera novela, que llega ahora a nuestras librerías. Se trata de Las abandonadas.

     Conocemos a Thad, escritor. Acaba de terminar su última novela y la verdad, le ha resultado casi que demasiado fácil escribirla. Trata de los juicios de Salem y ahora se va a Nueva York a promocionarla sin saber el peligro que corre. Y también conocemos a Rachel, su esposa. No lo acompaña porque va a tener a su segundo hijo, así que se queda con la que será su hija mayor. Tampoco saben el peligro que corren. Y finalmente conoceremos el peligro, que data de la época en la que se ambienta la novela de Thad.

     Barker en esta novela se acerca más al terror, no olvidemos que escribió una continuación de Drácula por estas fechas. Y así se nota desde las primeras páginas con las pesadillas de corte clásico en el género. Mujer embarazada sueña que le reclaman a su futuro hijo... bien, lo que destaca es obviamente la capacidad descriptiva del autor, que logra crear una atmósfera adecuada en apenas un puñado de páginas. Esta historia presente se desarrolla en unos pocos días y se alterna con el hilo pasado que corresponde no solo a la novela que ha escrito Thad, también es el origen de todo lo que sucede (amén de una promesa realizada).
     Como podéis ver, nada original en realidad, pero lo cierto es que la novela es  un ejercicio muy visual con personajes trabajados para que encajen en el papel que representan, particularmente el narrador de los juicios, y con un ritmo que hace que las páginas vuelen sin que uno apenas se de cuenta.
No se si os pasa como a mi, pero Barker me gustaba más cuando lo descubrí que en sus últimas historias, que he visto más convencionales y en las que apenas corre riesgos. Si os pasa, descubriréis aquí que no solo se trata de correr riesgos, hay algo más en la frescura con la que está escrita esta novela que ahora se le escurre entre las manos.

     Las abandonadas me ha parecido una novela francamente entretenida para leer este verano a la sombra.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias,

jueves, 10 de julio de 2025

Carl el mazmorrero. Matt Dinniman

 


     "La transformación tuvo lugar sobre las dos y veintitrés de la mañana, hora estándar del Pacífico. Hasta donde yo sé, todos los que se encontraban en el interior de algo murieron al instante. Tener un techo de cualquier tipo sobre ti, significó una muerte segura. Eso incluía a las personas que estaban dentro de coches, aviones o del metro. Incluso de tiendas de campaña o de cajas de cartón. Mira, quizá hasta de una sombrilla también. Aunque lo cierto es que en este último caso no lo tengo tan claro".

     Estaréis diciendo, ¡pero si no es miércoles! Y tenéis toda la razón. Lo que pasa es que a veces es necesario hacer excepciones y hoy es el día que ve la luz Carl el mazmorrero, ese libro con el que os he dado la paliza la última semana. Y, claro, quería traerlo a mi estantería virtual.

     Conocemos a Carl. Se acaba de enterar de que su novia no era tan fiel como le hubiera gustado y ha puesto fin a la relación. O casi, porque el gato de su novia aún está con él. Gata en realidad, Dónut, con un carácter muy especial. Cuando lo conocemos está intentando convencerla de que vuelva a casa con él. Y justo ahí da comienzo el apocalipsis. Como en las pelis. En una primera ola muere un montón enorme de gente. Y después... hay un comunicado y las personas que han sobrevivido (y no os diré el motivo) pueden elegir entre quedarse en la tierra que no tiene absolutamente nada, o entrar por unas puertas que se abren a unas escaleras. Y sí, Carl bajó.

     A partir de ahí Matt Dinnman construye una historia divertida y demencial sobre un apocalipsis televisado en una suerte de videojuego del que Carl, acompañado de su inseparable (y a ratos insoportable gata) es protagonista frente al resto de supervivientes. Y es que sí, al grito de solo puede llegar uno (al final del juego) la novela se convierte en un tributo a los videojuegos y a los jugadores (no olvidemos que haber jugado otorga puntos de experiencia) y veremos "jefes", enemigos de distintos niveles, logros, cofres, pociones y casi cualquier otra cosa que imaginemos. Con la única diferencia de que todo se ha vuelto muy real.

     Dinniman nos da juego, nos da lucha, nos da humor y nos da seres creados especialmente para la novela. Y nosotros nos quedamos. La narración está bien llevada, es muy divertida y, donde otros se empeñan en seguir el formato clásico del antihéroe, Dinniman opta por hacer que sude mientras el lector se debate entre comprender cómo piensa Carl/ sentirse identificado con él en algunos momentos. Porque el gran mérito del libro es que logra que el lector sienta la pasión por el juego. Sobre todo si en algún momento de su vida ha sido, o ahora lo es, jugador.

     Carl el mazmorrero es una lectura divertida que se vive de forma inmersiva a poco enfermo que estés.

     Y a vosotros, ¿os apetece jugar?

     Gracias.